A pesar de su cara de chico bueno, el actor de ‘Perdidos’ era un chico muy rebelde en su infancia, y por eso su padre decidió mandarle a un internado.
Según cuenta el propio actor, fue una decisión muy afortunada, pues muchos de sus amigos de entonces han acabado con una mala vida y abocados al suicidio. “Cuando tenía 16 años, 10 de mis mejores amigos habían muerto.
Algunos se suicidaron, otros se metieron en peleas. Otros salieron, se emborracharon, cogieron el coche a casa y se quedaron dormidos al volante. Me podría haber pasado lo mismo. Pero mi padre me envió a un internado y me salvó la vida”.
Además, Matthew explicó que, después de su educación tan rural, no puede soportar el ‘glamour’ y la ostentación de Hollywood.