Hace un año, medio mundo debatía sobre la conveniencia del beso que Iker Casillas le dio a Sara Carbonero tras ganar España el Mundial de Sudáfrica. Pero pocos sabían en esos momentos que otra relación acababa de nacer y que iba a dar mucho más que hablar. En el vestuario de la selección española, ese día Gerard Piqué recibió un mensaje en su teléfono. Era la felicitación de Shakira. Días después, en Ibiza, algunos jugadores de la selección mostraban en sus móviles fotos en las que aparecía el jugador del Barcelona y la cantante. Ellos se escondían y negaban, pero había amigos que ya sabían el secreto.
Aguardaron seis meses para hacer pública su relación. Hubo que esperar, porque Shakira debía resolver las sociedades en las que tenía participación Alfonso de la Rúa, su novio durante una década, y era mejor presentar a la cantante como una mujer soltera. En febrero, tras la famosa foto del cumpleaños de ambos en que oficializaban su relación, decidieron no esconderse más. A partir de ese momento, Twitter y Facebook se llenaron de mensajes de uno y otro, quizá en un intento de romper exclusivas millonarias buscadas días y noches por lospaparazi. Shakira y Piqué bailaban el waka waka y el Real Madrid excluía la canción de la banda musical del estadio Santiago Bernabéu.
Pep Guardiola supo manejar la repentina ola de interés que despertaba su jugador y fue flexible. Piqué comenzó a vivir una nueva vida. Se montaba en el avión privado de su chica cada vez que tenía un día libre, bien para viajar con ella, bien para visitarla. Tras él, una legión de cámaras. Su Twitter comenzó a crecer en seguidores y, lo más curioso, sus mensajes en inglés se multiplicaron. Y es que Piqué ya no es el famoso jugador del Barcelona y campeón del mundo con España. Es, además y sobre todo para muchos, el novio de Shakira.
Mango le fichó para ser la imagen masculina de la marca, en contraposición con Scarlett Johansson, que promociona la línea de mujer. Ayer, Piqué presentó su nuevo trabajo como modelo y mostró la manera en que se prepara para el frío.
El Studio Rouchon de París acogió el 15 de junio esta sesión de fotos en las que se ve a un nuevo Piqué, seguro de sí mismo y encantando de sentirse estrella lejos de los terrenos de juego. Todo bajo el objetivo de la cámara de Francesco Carrozzini y la supervisión de Shakira.
En un comunicado, el futbolista ha explicado: "Desde que tengo 15 o 16 años sigo la moda. Me gusta y me fío de mi criterio. Pero cuando hago una gran campaña como esta me dejo asesorar por los expertos".
Y, según Mango, "el éxito y la profesionalidad han sido requisitos básicos para que la marca confíe en él", ya que encarna "a la perfección" el tipo de hombre que quieren vestir: "un hombre joven, con personalidad, desenfadado y con un estilo propio". Piqué ha cobrado muchos miles de euros por esta campaña. Su imagen vende más que nunca y hay que rentabilizarla: además de gran futbolista, es el novio de una de las mujeres más deseadas. Shakira ha hecho lo mismo y este año sus conciertos en España han aumentado.
Solo hubo un momento de preocupación, cuando llegó el momento de cantar en Madrid. ¿El público le reprocharía su relación culé? No fue así. Hasta Sara Carbonero bailó ese día el waka waka. (elpais.com)