Belén Ordóñez, la hermana de Carmina Ordóñez y tía de los toreros Francisco y Cayetano Rivera, falleció ayer en Madrid a los 56 años de edad. Belén Ordóñez, que padecía un enfisema pulmonar y tenía problemas de depresión, superó un cáncer linfático, y había estado ingresada en varias ocasiones. Hija y nieta de toreros, Belén Ordóñez era la hija menor del torero Antonio Ordóñez y Carmen Dominguín.
Familiares y amigos de Belén Ordóñez se trasladaron hasta el madrileño tanatorio de La Paz. El primero en llegar fue uno de sus sobrinos, Cayetano Rivera Ordóñez, acompañado por su novia, la ex «Miss España» Eva González. Fran Rivera acudió junto a su actual novia, la abogada Lourdes Montes. Otro de los hijos de la fallecida Carmina Ordóñez, Julián Contreras, Jr., se desplazó, junto a su padre, Julián Contreras, hasta el tanatorio. La gran ausente fue Belén, la única hija de la desaparecida, a la que debido al tremendo dolor que le ha provocado la noticia le fue imposible acudir. Por deseo expreso de la fallecida, Belén Ordóñez fue incinerada a las ocho de la tarde para después depositar sus cenizas junto a la tumba de su madre. Cayetana Fitz-James Stuart aseguró que quería mucho a Belén Ordóñez, ya que, además de ser una estupenda mujer, era muy amiga suya.
Belén Ordóñez sobrevivió a su hermana mediática, Carmina, tan sólo ocho años y once días, un tiempo en el que ha habido más sombras que luces en la vida de la hija pequeña del matador Antonio Ordóñez. Fama, brillo, luces, felicidad, escándalos, excesos y mucho papel cuché han rodeado a Belén Ordóñez, hija y nieta de toreros, quien siempre estuvo a la sombra de su hermana, la bella y polémica Carmina, quien la ganaba en amoríos y en portadas en las revistas del corazón.
Belén Ordóñez nació el 29 de junio de 1956 y conoció el dolor desde muy joven. A medidos de los años setenta se casó con Juan Carlos Beca Belmonte, de quien se separaría después, y diez años más tarde la vida le dio otra gran estocada, ya que perdió a su gran amor, Francisco Ruiz Wanger, el padre de su única hija, Belén. Después se volvió a casar, en 1987, sin mucha suerte, con José Luis Cobo, con quien vivió un infierno por ser víctima de malos tratos.
A finales de los noventa Belén Ordóñez se enfrentó a un cáncer que la llevó a estar ingresada en Houston para seguir un duro tratamiento de quimioterapia, después de haber recibido el duro golpe de la muerte de su padre, el gran torero Antonio Ordóñez. Aunque su muerte se ha debido a un enfisema pulmonar que hacía que su calidad de vida estuviera muy mermada.
«Me falta la mitad. Me falta un brazo, una pierna, medio cuerpo. Carmen era mi mitad y yo la suya. No puedo vivir sin ella...», así recordaba Belén a su hermana, cuya muerte nunca superó y la sumió en una profunda depresión.
Atrás quedaban aquellos días de la infancia idílica y privilegiada en Ronda, en la finca familiar «El Recreo de San Cayetano», donde cuando las hermanas eran niñas que se codeaban con Ernest Hemingway, a quien cariñosamente llamaban «tío Ernesto», y con el cineasta Orson Welles, cuyas cenizas reposan en un pozo de la casa por expreso deseo del director.(lne.es)